Confianza…nada es permanente

"Confiar es reconocer, es dar validez a nuestras percepciones, es alinearnos en cuerpo, mente y ser para que nuestras acciones se sostengan con el eje de la fuerza que nace desde nuestro yo más elevado".
Cuando tomamos decisiones en la vida sentimos ese instante de duda sobre si en realidad es la mejor decisión. Sobre todo, cuando son decisiones mayores que sabemos podrían cambiar nuestro destino para siempre. Qué difícil es tener la capacidad de poder proyectarnos hacia el futuro, porque como dicen “nada está escrito sobre piedra” y siempre existe la probabilidad de que las cosas sean diferentes a como las planificamos.
Una vez Krishna (Maestro de la India) explicaba que las expectativas incumplidas son la raíz de los más grandes sufrimientos en los seres humanos. ¿Y quién no ha vivido una meta tronchada, un plan roto, una relación que no fue lo añorado? Ahhh…todos y cada uno hemos tenido nuestra dosis de tragos amargos por cosas que no fueron lo que deseábamos. Y qué difícil es no perder la confianza cuando pasamos por esas circunstancias y sentimos que una parte de nuestras vidas cayó al vacío.
¿Por qué nos duele tanto el que las cosas no hayan sido como pensábamos? ¿Por qué nuestra confianza se ve comprometida y sentimos que las fuerzas nos faltan para comenzar nuevamente? Nos sentimos así porque HEMOS INVERTIDO UNA GRAN PARTE DE NOSOTROS EN CADA UNA DE ESAS EXPERIENCIAS. Y cuando invertimos energías, emociones, sentimientos, afecto, esfuerzos, bienes materiales y demás en algo que al final no resultó como pensábamos sentimos que hemos fallado. Nos hacemos 100% "responsables" de que las cosas no hayan resultado y nos hechamos una carga emocional insostenible , cuando en realidad no siempre tenemos el control sobre todo cuanto nos sucede. Y lo más difícil es recuperar la confianza en nosotros mismos, recuperar la confianza de que somos capaces de construir cosas nuevas, de que existen posibilidades inimaginables para salir hacia adelante y superar las cosas que percibimos como pérdidas.
Cuando atravesamos situaciones difíciles la confianza es sustituida por el miedo y la inseguridad, pues no queremos repetir nuevamente procesos dolorosos. La realidad es que aún cuando evitemos con todas nuestras fuerzas los cambios la naturaleza de la vida no es la inercia, es la acción y el movimiento. Y por eso, aunque nos resistamos al cambio de mil maneras posibles, no hay forma de escapar a lo inevitable, porque una de las lecciones más importantes de la existencia es que NADA ES PERMANENTE. Ni el sufrimiento o el dolor son permanentes, pero tampoco lo son el placer y la comodidad. La vida es como una montaña rusa, que nos lleva por altos y bajos; en las altas acumulamos fuerzas para poder superar las bajadas y retomar el vuelo.
Muchas veces los cambios no son situaciones externas, sino son cambios a niveles internos. Pueden ser procesos de entendimiento que van ocurriendo como parte de un despertar interior. Y en ese proceso de crecimiento también se dan espacios de pérdida, pues una parte de nosotros se desvanece y nacen nuevos YO. Y nos damos cuenta que situaciones, relaciones o cosas a las cuales nos aferramos ya no cumplen un propósito de crecimiento y que es necesario dejarlas ir para nuestro bienestar. De esas experiencias de vida vamos aprendiendo importantes lecciones para estar más alertas al momento de tomar decisiones en el futuro. Ese aprendizaje nos va afinando el discernimiento y así podemos prever resultados y ver con mayor claridad el panorama. A eso se le llama sabiduría.
La confianza es una fuerza interna que nace cuando actuamos en armonía con quienes somos en realidad. Es reconocer nuestro valor como seres humanos, reconocer nuestra capacidad en la toma de decisiones y no titubear cuando decidimos algo. Es sintonizar con nuestra intuición y ser capaces de escuchar detenidamente nuestra voz interior al momento de reconocer si algo conviene a nuestras vidas. Confiar es reconocer, es dar validez a nuestras percepciones, es alinearnos en cuerpo, mente y ser para que nuestras acciones se sostengan con el eje de la fuerza que nace desde nuestro yo más elevado.
Cuando alguien o alguna situación desestabilice tu centro de confianza reflexiona sobre TODAS las cosas maravillosas que has realizado en tu vida, en los grandes y pequeños éxitos que has alcanzado, las pequeñas y grandes pruebas que has superado y de seguro que sentirás que nada ni nadie tiene el poder para devaluar quién eres. Recuerda, que NADA ES PERMANENTE y que los cambios que ocurren como parte del juego de la vida son inevitables y como tal no deben transferirse en una actitud de apatía o cerrarnos hacia nuevos retos. Confía en ti, confía en la sabiduría que llevas en tu interior y vive la vida sin miedo, con tenacidad y fortaleza. Hari Om…