¿Qué realmente es Yoga Alliance y qué implica ser un instructor registrado por este organismo?

"Creo en la innovación dentro de la tradición, en armonizar la visión de los que nos dejaron este profundo y maravilloso legado atemperándolo con las necesidades de nuestros tiempos y nuestra realidad cultural y social."
Esta reflexión ha estado rondando mi mente por más de dos años. Es unos de esos temas que toca botones sensitivos, que enciende fuertes debates dentro del movimiento del Yoga actual y que me ha tocado vivir muy de cerca en mis experiencias dentro y fuera de Puerto Rico.
Para comenzar, voy a entrar en la nave del tiempo, hacia los años 80 y 90, cuando en nuestra isla el Yoga era algo que ni se hablaba. Mi primer contacto con el Yoga fue a través de una de mis hermanas, a quien le gustaba mucho la metafísica y me llevaba al restaurante Govinda’s de los Hare Krishna en Río Piedras. Ha llovido bastante, pero la atmósfera que se respiraba allí movía algo invisible en mí. Lo que podía percibir como una niña de 8 años era que había algo diferente que no sentía en otros lugares.
Luego, fui a unas charlas y comencé a practicar meditación dentro de lo que se llama Advaita Vedanta. Eso fue para el año 1992 y en el 1993 me inicié formalmente. Desde entonces he practicado meditación y me “certifiqué” como instructora de Hatha Yoga en el 1994. Yoga Alliance ni existía en esa época, pero el Yoga existía ya desde hacía cientos de años con una sólida tradición y una enseñanza de profundidad sin límites. Muchas escuelas de Yoga tenían sus propios estándares y guías sobre cómo enseñar su tradición particular del Yoga y en realidad quienes enseñaban eran discípulos y estudiantes formales elegidos por la escuela como medio para propagar y mantener las enseñanzas.
En estos últimos 10 años he visto el crecimiento del Yoga, toda la popularidad que ha adquirido y cómo se ha expandido más allá de lo que fueron las escuelas tradicionales. Entiendo que mucho de lo que ha ido surgiendo dentro del Yoga, particularmente en occidente, ha sido como una respuesta para separar el Yoga de sus raíces orientales, muy ajena a nuestra cultura, mentalidad y que está basada en un sistema que para muchos es patriarcal, autoritario, jerárquico y limitante para el desarrollo de seres independientes.
Como todo sistema, las escuelas más tradicionales del Yoga tienen sus ventajas y desventajas y sin duda han sentado las bases para lo que es el Yoga como lo conocemos hoy día. Para los occidentales es muy complejo el comprender y posicionarse dentro de estos sistemas, pues venimos de una realidad socio-cultural muy diferente, de una educación que promueve principios opuestos, que estimula el libre pensamiento, la libre voluntad, la inclusión y el desarrollo de la individualidad. Entonces, como respuesta ante la polaridad occidente-oriente, comienzan a surgir otros sistemas que han ido armonizando ambos universos, creando puentes que respondan a las necesidades de aquellos que vivimos en este lado del mundo.
Así, para los 90 (como en 1999) un grupo de Instructores norteamericanos se reunieron para establecer los ESTANADARES MINIMOS PARA ENSENAR YOGA. Entonces, crean esta junta “sin fines de lucro” llamada Yoga Alliance, una supuesta junta de personas “versadas” en la práctica del Yoga que comienzan a definir cómo y qué debe enseñarse y qué conocimiento mínimo debe tener un instructor o instructora para enseñar a otros.
Y voy a escribir esto en bold para que se vea bien claro.
YOGA ALLIANCE NO ES UNA JUNTA REGULADORA NI ACREDITADORA, NO ESTABLECE PARAMETROS, NO CERTIFICA, NO PROVEE NINGUN TIPO DE REVALIDA NI EXAMINACION, NO ESTA EN CONTACTO CON NINGUNA ESCUELA DE YOGA, NO SUPERVISA NI MANTIENE UNA EVALUACION CONSTANTE Y CONTINUA DE LAS ESCUELAS E INSTRUCTORES. QUIEN CERTIFICA ES LA ESCUELA O EL INSTRUCTOR O INSTRUCTORA BASANDOSE EN LOS CRITERIOS ESTABLECIDOS EN SU ESCUELA DE YOGA Y LOS CREITERIOS MINIMOS DE YOGA ALIANCE. LA ESCUELA DE YOGA ESTABLECE EL MODO DE EXAMINACION, EL CONTENIDO DEL CURSO Y LOS ESTANDARES Y METODOLOGIA SEGÚN SU CRITERIO.
YOGA ALLIANCE ES SOLO UN REGISTRO POR EL CUAL UN INSTRUCTOR, INSTRUCTORA O ESCUELA PAGA PARA APARECER COMO QUE CUMPLIO CON EL REQUISITO MINIMO PARA ENSENAR YOGA QUE SON SOLO 200 HORAS Y EL MAXIMO 500 PARA UN INSTRUCTOR “AVANZADO”. IGUALMENTE, UNA ESCUELA REGISTRADA DEBE PRESENTAR “EVIDENCIA” DE QUE HA ENSENADO POR UN TIEMPO DETERMINADO Y QUE ESTA OFRECIENDO CURSOS QUE “CUMPLEN” CON LOS ESTANDARES MINIMOS QUE ELLOS MISMOS CREARON.
Cita directa de Yoga Alliance: “It is not Yoga Alliance’s role to ‘create great teachers’. We were established by the yoga community to set minimum standards for yoga teacher training programs. It is up to the schools that register with us to provide the training that enables their students to flourish, and it is the responsibility of individual RYTs to practice and study their way to greatness.”
Y aclaro, Yoga Allaince NO FUE ESTABLECIDA POR LA COMUNIDAD YOGUICA...
Mi preocupación genuina es que muchas personas no están capacitadas para enseñar al tomar un curso de 200 horas solamente. Entonces, una vez que el estudiante paga un Yoga Teacher Training por adelantado y en su totalidad nadie va a negarle la certificación. Le ponen en las manos un papel que dice que cumplió con los requisitos mínimos y voilà ya puede comenzar a enseñar. Muchas escuelas no están exigiendo prerrequisitos estandarizados a los estudiantes y muchas veces ni prueba de ello. Hay escuelas que están preparando instructores en 14 días…nadie en 14 días está apto para enseñar a menos que sea un practicante muy sólido y que lleve años en la disciplina. En 14 días solo se puede ofrecer un curso de inmersión muy básico en Yoga.
Podrá ser directo lo que expreso, pero lo viví personalmente. Personas que estaban participando en estos cursos en India, cuna del Yoga, y no sabían lo que es la respiración abdominal/diafragmática, que nunca habían escuchado el nombre Patanjali , que llevaban solo 3 o 4 meses practicando, que tan siquiera habían practicado ni 20 minutos de meditación en sus vidas y de una vez querían montarse en el tren del Yoga. Por otra parte, muchos se dieron cuenta lo complejo que es enseñar, la disciplina que hay que desarrollar y el conocimiento que se necesita. De esas experiencias muchos internalizan que practicar Yoga y ser Instructor o Instructora son dos realidades muy diferentes.
Ser Instructor de Yoga es una responsabilidad mayor, pues la integridad física del estudiante está en juego, sobre todo porque la práctica globalmente popularizada es la de las asanas o posturas. Hoy día muchos estudiantes tienen condiciones de salud que hay que conocer para poder brindarles una práctica que sea segura, que llene sus necesidades y que les ayuden a mejorar su calidad de vida. También muchas personas comienzan su práctica después de los 40 años, personas que no han llevado un estilo de vida físicamente activo.
Decir Registrado por Yoga Alliance no implica en lo absoluto que una persona está apta para enseñar, al igual que nos sucede en otros campos y profesiones. Tampoco establece las cualidades o capacidades de alguien para enseñar. Igualmente, HAY INSTRUCTORES QUE NUNCA HAN TOMADO ESTOS CURSOS DE 200 0 500 HORAS, QUE VIENEN DE ESCUELAS QUE NO SE RIGEN POR ESTA ORGANIZACIÓN Y QUE SON EXTREMADAMENTE EXCELENTES. INSTRUCTORAS E INSTRUCTORES QUE LLEVAN 20, 30 O MAS AÑOS PRACTICANDO Y ENSEÑANDO Y QUE NO ESTAN INTERESADOS EN SER PARTE DE ESTE MOVIMIENTO MASIVO DEL YOGA. INSTRUCTORES CON UNA SABIDURIA INCREIBLE, UN GRAN CONOCIMIENTO Y UNA PRÁCTICA SÓLIDA.
Hay escuelas de Yoga que parten de otros principios para su funcionamiento y no desean registrarse con Yoga Alliance, pues entienden que Yoga Alliance NO REPRESENTA LO QUE ES EL FUNDAMENTO DE SUS ENSEÑANZAS. Actualmente muchos Instructores y escuelas de Yoga se están desafiliando de esta organización, pues entienden que al ser tan solo un registro no cumple con ningún papel de peso para enseñar la antiquísima tradición del Yoga.
Yoga Alliance tiene su lado positivo y es que ha ayudado a dar cierta estructura solo a los cursos de entrenamiento en Yoga. Esto ha ayudado a tratar de “estandarizar” el Yoga, algo que es imposible. Lo que muchos Instructores de experiencia objetan es que el Yoga no es una filosofía de carácter cuantitativo, que esto no es como ir a la escuela, pasar un examen y ya estás graduado. Además, el contenido de los cursos es dirigido principalmente hacia la práctica de asanas o posturas y los aspectos sobre filosofía, estilo de vida, meditación y otras sutilezas del Yoga quedan en un total rezago. Algo que para muchas escuelas es el fundamento de sus enseñanzas.
Deseo expresar que la credibilidad de una escuela de Yoga o de un Instructor o Instructora no depende de un sello que diga Yoga Alliance Registered. Son muchas las historias de personas que van a retiros de Yoga y a cursos con mucho nombre y cuando llegan al lugar es otra cosa. Ha habido personas que han pagado por cursos registrados y de repente son el único participante porque todo fue un engaño. O que van a un curso de certificación y quedan tan decepcionados que los abandonan sin finalizar. De estos casos he leído mucho y me entristece sobremanera que una práctica tan profunda y transformadora como el Yoga se haya traducido en algo que nunca debió ser.
El Yoga nunca fue una disciplina para enseñarse a nivel colectivo. Siempre se enseñó de maestro o maestra a discípulo, atendiendo las necesidades individuales del estudiante y sus inclinaciones particulares como persona. Por esa razón, en las escuelas tradicionales de Yoga solo las discípulas y discípulos que demostraban interés, dedicación y disciplina eran los que luego enseñaban. Es un sistema mucho más rígido, limitado y exclusivo, pero así fue como nacieron los grandes Maestros y Maestras que muchos citan como fuente de inspiración hoy día.
Mi punto de vista y norte como Instructora es que cada escuela debe establecer parámetros claros de excelencia para certificar a sus futuros instructores. Yoga Alliance brinda una guía de lo que ellos creen hace a una persona un instructor capacitado. Yoga Alliance no está cumpliendo con ninguna misión acreditadora y por eso es importante que quienes se dedican a ofrecer entrenamientos reevalúen sus propios parámetros de enseñanza para que sean de calidad y superen los requisitos mínimos que esta organización establece. No creo en horas, 200, 300, 500, creo en la intensidad y entrega a la práctica. Un entrenamiento profundo en Yoga puede tomar entre dos a cuatro años dependiendo de la escuela. Un Instructor o Instructora de Yoga no es un instructor de gimnasio o un “trainer”. Un Instructor de Yoga es un guía, un facilitador, para estimular y motivar al estudiante a buscar la esencia que yace en su interior.
Creo en la dedicación continua y profunda del estudiante, en su potencial y en su capacidad para superase como ser humano. Creo que las personas necesitan mucho más que un mes o 14 días para lanzarse a ofrecer clases y que solo muchos años de experiencia brindan la sabiduría y el conocimiento necesarios para ser una maestra o maestro de Yoga.
Creo en la innovación dentro de la tradición, en armonizar la visión de los que nos dejaron este profundo y maravilloso legado atemperándolo con las necesidades de nuestros tiempos y nuestra realidad cultural y social. Creo en la apertura del Yoga, que pueda expandir sus horizontes para llegar a más seres humanos que están deseosos por transformar sus vidas. Creo que la esencia del Yoga debe ser cuidada con un gran sentido de responsabilidad para que no se diluya y mantenga su integridad. Además, el Yoga nunca fue algo estático, nació, creció y se desarrolló gracias al conocimiento adquirido por los yogis del pasado a través de su práctica, dedicación y disciplina continuas.
Y ESTA EN NUESTRAS MANOS, LOS INSTRUCTORES DEL PRESENTE, EL MANTENER EL LEGADO PARA QUE FUTUROS YOGIS Y YOGINIS PUEDAN RECIBIR EL TESORO TRANSFORMADOR DEL YOGA EN SUS VIDAS.